Si eres la lluvia
que riega la flor de los almendros,
la que limpia
los bosques más oscuros,
la que inunda
los páramos vacíos,
la que calma
los aullidos de las bestias,
con la que sueñan
los náufragos sedientos.
La gota que duerme
en el cristal de mi ventana,
la piel de plata
que cubre con su manto las aceras,
la que llueve a sol y sombra,
la que me llueve dentro.
Si eres ella,
si eres tú,
por favor, por favor,
dame de beber.