domingo, 12 de diciembre de 2010

#34

La noche que ocurrió todo, Carlos volvía a su casa después de una discusión con su recién adquirida ex novia. Caminaba despacio, con la mirada fija en los dibujos de la acera mientras su cabeza se dedicaba a recordar dolorosamente cómo se había esfumado lo que él pensaba que sería eterno. Vamos, que no hacía ni caso a lo que pasaba alrededor. Por eso no fue hasta que tropezó con algo tirado en el suelo que supo que pasaba algo raro. “Hay que ser gilipollas”, maldijo para si mientras se sacudía la camisa que se le había enredado en el pie, provocando aquel pequeño traspiés. Pero en ese momento vio unos pantalones con cinturón y unos zapatos con calcetines dentro justo al lado, colocados de una manera curiosa. “Qué extraño” pensó mientras avanzaba unos pasos sólo para encontrarse con una estampa parecida unos metros más allá: un vestido azul, unos zapatos de tacón y un sombrero blanco tirados en la calle. De golpe, se dio cuenta de que no se oía ni un ruido. Se acercó a los coches parados en la carretera, y en todos encontró únicamente ropa tirada en los asientos. La gente, simplemente, se había derretido. Y sin un motivo aparente, se acordó de aquél mago que le dijo, a los siete años:

- El día que pienses que no te queda nada, tendrás el mundo entero para ti.

Y así fue. Aunque siempre sospechó que en algún lugar del planeta había un mago sonriendo.

6 papeles encontrados:

Ojosnegros dijo...

A Carlos se le vino el mundo encima en versión derretida y silenciosa.
Menos mal que él no se derritió y todavía pasea por el mundo dejándonos su imaginación y sus letritas.
Besos.

Co. dijo...

La soledad sólo es buena cuando es elegida,
asi que Carlos debería buscar a alguien debajo de toda es ropa, que siempre( y digo siempre) por muy malo que parezca el mundo, hay una mano amiga.

Desilusionista dijo...

Ojosnegros, la verdad es que alguna letrilla suya he encontrado por ahí. Ahora me falta juntarlas.

Coral, tú tranquila. Seguro que en algún sitio había algún vestido con "percha" incluída.

Erev dijo...

No sé qué prefiero...
Si cuando los demás se me hacen agua o cuando me hago yo, al rollo Amélie.
Me ha encantado.

Rebeca Serrada Pariente dijo...

Carlos debería dejarse de gilipolleces y desnudarse! :)
Quién sabe, igual la gente se ha convertido en ese famoso traje invisible que le tejieron al rey, ese que sólo las mejores personas podían observar.
Pero Carlos está tan ocupado buscando cuerpos llenos de angustia y apatía que se olvida de buscar almas.
Claro, que quizá esto sólo haya sido una paranoia más y el mago realmente se esté riendo de Carlos acariciando una enorme botella en la que ha encerrado los restos calcinados de la humandidad jajaja

Desilusionista dijo...

Erev, yo tampoco lo tengo muy claro. Mientras pase algo, me vale. Me alegro de que te haya gustado ;)

Rebeca, yo creo que se desnudó seguro (en verano claro, en invierno entraba en las tiendas de ropa de montaña a agarrar lo mejor que encontraba). Aunque eso no descarta la opción del mago, que tampoco me suena tan mal..

Un beso a las dos ;)

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